La isla de Santo Domingo forma parte de una unidad geológica: el arco antillano que parte de América del Norte y llega a la del Sur. Los geólogos admiten que del continente parten tres hileras de montañas, ahora sumergidas.
Estas cruzan por debajo del canal de Yucatán y el Canal del Viento y llegan a Santo Domingo. La primera, parte de la península de Yucatán y alcanza a Cuba. La segunda parte un poco más al Sur de Yucatán, o sea de Belice, corre paralela a la isla de Cuba y culmina en la Sierra Maestra.
La tercera se inicia en Nicaragua, pasa por Jamaica y llega a la Isla de Santo Domingo. Las tres cadenas de montañas sumergidas que parten de América Central se reducen a dos, para llegar a nuestra isla.
Una de esas cadenas emerge al llegar a Haití y penetra por la península de San Nicolás, no continúa hacia el Este franco, sino que tuerce al sudeste y forma nuestra cordillera Central.
La otra cadena de montañas que viene de América Central pasa por Jamaica y penetra a la Isla de Santo Domingo, emerge en la península de Tiburón y culmina en las montañas la Horte y la Salle, que son las más elevadas montañas de Haití.
Esta cordillera también se desvía un poco hacia el Sur al llegar a la República Dominicana. Es conocida en el lugar como la Sierra de Bahoruco Llega hasta la misma costa en la provincia de Barahona. La Sierra de Neiba no parece integrarse con este sistema montañoso que penetra por la península de Tiburón.
La Sierra de Neiba parece un sistema montañoso más bien aislado. Tiene, sin embargo, ramificaciones que la unen a la Cordillera Central. Estas ramificaciones son visibles más allá del cruce de la carretera de Azua, San Juan de la Maguana y Barahona.
Cordillera
Central.
La
Cordillera Central es una tierra del periodo Cretáceo. En su origen fue una
cadena de volcanes. Esta cordillera se proyecta en el mapa en dirección
Noroeste-Sudeste. Partiendo de la Península de San Nicolás, en Haití, se
extiende en territorio dominicano desde Restauración y Loma de Cabrera hasta
las inmediaciones de Bani y San Cristóbal.
Cordillera
Central.
La
Cordillera Central es una tierra del periodo Cretáceo. En su origen fue una
cadena de volcanes. Esta cordillera se proyecta en el mapa en dirección
Noroeste-Sudeste. Partiendo de la Península de San Nicolás, en Haití, se
extiende en territorio dominicano desde Restauración y Loma de Cabrera hasta
las inmediaciones de Bani y San Cristóbal.
Cordillera
Septentrional.
Esta
cordillera es conocida también como Sierra de Montecristi. Se extiende en
dirección Noroeste-Sudeste desde la vecindades de la ciudad de Montecristi
hasta un poco más al Este de las Aldeas de Arenoso y Rincón Molenillos, en
Villa Riva.
Esta
cordillera está separada de la de Samaná por una franja pantanosa de unos 12
kilómetros de ancho, conocida con el nombre de Pantanos del Gran Estero.
La Cordillera Septentrional es relativamente joven. Todas, o casi
todas sus formaciones geológicas datan del Terciario, o sea de 1 a 60 millones
de años.
Sierra de
Yamasa.
El
ramal de la Cordillera Central que se dirige al Este no debe ser considerado en
toda su extensión como formando parte de la Cordillera Oriental. En la
bifurcación hacia el este de la Cordillera Central aparece la Sierra de Yamasa,
que culmina en la loma de Siete picos o Siete Cabezas, con 853 m.
Esta
Sierra de Yamasa es, al igual que toda la Cordillera Central, muy antigua, y se
compone de rocas del periodo Cretáceo. Pero debido a las lluvias intensas que
caen en esta región montañosa, así como las elevadas temperaturas del trópico,
las rocas madres se han desintegrado.
Sierra del Seibo
- Cordillera Oriental.
Así
se llama al conjunto de sierras que corren en la dirección Oeste-Este,
desde Cotuí hasta más allá de Higuey. En su extremo occidental, o
sea, de Cotui hacia el Este, la Sierra de El Seibo es de topografía carsica,
nombre que viene de su parecido con una región oriental del mar Adriático, en
Europa.
Esta
región, llamada Los Haitises, es escabrosa y difícil de habitar. En Los
Haitises las lluvias son muy abundantes, pero no se observan ríos en la
superficie. El drenaje se efectúa en forma subterránea. Las lluvias, al
disolver la roca caliza, han realizado un fuerte trabajo de erosión interna.
Sierra de
Samana.
Casi
todas las rocas son metamórficas. El mármol es abundante. Casi toda la
península está formada de este mineral, y todo el que se industrializa en el
país es extraído de Samana.
El
relieve de la cordillera no es escarpado. Únicamente hay dos montañas de 500
metros o más. Son Pan de Azúcar, 493 m., y el Monte Mesa, de 606 metros. Samana
es la tierra dominicana que mayormente ha sufrido los efectos de movimientos
sísmicos.
Sierra de
Bahoruco.
Esta
sierra representa el extremo Este de la cordillera sumergida que parte de
América Central, pasa por Jamaica, cruza el canal del viento y emerge en Haití.
Ya en La Española corre a todo lo largo de la península del Tiburón y llega a
la República Dominicana, donde toma el nombre "Bahoruco".
Esta
sierra es abrupta y difícil de poblar. En sentido general encontramos montañas
de más de 2,000 m. de altura. La mayor es el Aguacate, que alcanza 2,100 m. y
se localiza en la misma línea fronteriza.
Lo
más impresionante desde el punto de vista de relieve, es una serie de terrazas
de origen marino que parte de la costa, cerca de Cabo Falso, hasta alcanzar la
sierra. Algunas de estas terrazas se encuentran a más de 300 metros de altura,
según O. Cucurullo.
Sierra de Neiba.
Esta sierra está separada de la Cordillera Central
por el Valle de San Juan , y separada de la Sierra de Bahoruco por el valle de
Neiba. Su extensión en territorio dominicano es de unos 100 kilómetros
aproximadamente. En Haití se continua en las sierras de Trou de Eau.
Como casi todas las sierras y cordilleras
dominicanas, su orientación es de Noroeste-Sudeste, pero en su extremo oriental
hace um viraje hacia el Sur y forma la Sierra de Martin García, que se hunde en
el Mar Caribe.
En el relieve de la Sierra de Neiba se observan
fenómenos cársicos, los que originan un drenaje subterráneo. Igualmente, cuando
se mira esta sierra desde el lado Sur del valle de Neiba, se descubren conos de
deyección, o sea, acumulaciones de materiales aluvionales y escombros que han
bajado de la sierra desde edades muy remotas.
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